¡Ojalá os atragantéis, empecéis a toser y sufráis una combustión espontánea!
Uno muy breve.
Esto era un país imaginario donde un día salieron a la calle todos sus ciudadanos (aunque en este país imaginario se llamaban lerdicos), se miraron los unos a los otros en silencio hasta que uno dijo: "yo os encontraré el punto g a todos".
Y ningún susurro deshacía el silencio abismal de aquellas gentes. Al otro lado de la plaza otro vociferó: "¿es que nadie se va a preocupar por los pantanos?".
Alguien soltó una tímida risilla... seguramente algún intelectual. Una señora le cruzó la cara a su compañero y exclamó: "a mi padre no le va a dar por culo nadie". Así nació en aquel país imaginario el primer aviso de represión electoral en caso de ejercer el libre derecho al voto.
Dos ancianos lanzaron dos adoquines contra el Sepu (pues la imaginación tiene un límite) de la acera de enfrente y por un momento surgió la esperanza de vivir sin andar con contratitos de mierda, pero una joven exuberante empezó a gritar histérica señalando a los dos viejos que no entendían aquella reacción.
Como en un efecto cadena el griterío se hizo algo ensordecedor y nunca cesó. Así que el tío de los puntos ges y el amante de los pantanos se retiraron a un bunker con litros de sangría y para cuando salieron se habían inventado el bipartidismo.
Aquel país continúa sin ningún mérito en el universo de "por favor-nunca jamás".
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