No hay Leprechaun que pueda ayudarme
Mas no os quedarán riscos en Howth, ni praderas de tréboles, para esconderos como saquéis el Iggy Pop que hay dentro de mí. No robéis a la Jare -la reconoceréis por su spanglish de Bloomsbury... la que lleva un rulo de billete en pesetas- que le tiene que quedar dinero para traerme algún regalo. Y aunque no sea vuestra jurisdicción, echadle un cable por Belfast que se pondrá a cascar sobre el conflicto vasco y se perderá el avión de vuelta.
A cambio, la promesa de no pisar nunca un pub irlandés a no ser que tenga billar, sea San Patricio o me esté meando. Os estaré vigilando, pequeños bastardos.
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