"¡¡¡Arrepentíos o arded en la hoguera!!!!"
Yo vivo en la misma calle en la que se creó una de las iniciativas más dignas, realistas y apasionantes que se han hecho en madrid (sin querer menospreciar a los CSO La Barraka, La Eskuela Taller, El Cierre, La Traba, La Casika o La Fábrika de Sueños, los que me dejo, y los que ya no existen...). Me arrepiento a su vez, de no haber sabido aprovechar más la oportunidad de salir de este individualismo radikal que ha movido siempre mi vida; individualismo que a lo más que puede aspirar es a evolucionar a una incomunicación perfecta dentro del logos al más puro estilo "el innombrable de Beckett". Mea culpa darme cuenta siempre tarde de lo que me conviene.
La Alarma fue desalojada el miércoles 25 (si no me equivoco). Hoy es domingo, y todos estos días se han podido ver las muestras de desobediencia ante la decisión judicial. La última ha sido desolgar esa pancarta eludiendo a las fuerzas de seguridad privada.
Así que quiero creer la máxima de toda okupación: el espacio se conquista pero el espíritu colectivo no se puede desalojar. De ahí, que esta historia me recuerde a la lucha de antiguos heroes insumisos y objetores. Pero me estoy yendo por las ramas.
Paso cada día por la fachada de La Alarma y, con una mezcla de indignación y cariño, me detengo para ver si algo ha cambiado. La verdad es que, contrariamente a lo que esperaba encontrar, están cambiando miles de cosas a cada momento. Me alegro de que no paren; por todos los que estamos parados estúpidamente. Y gracias, muchas gracias al autor de la pintada que me toca la fibra (OKUPA Y REÍSTE) y que a un tonto literatofago como yo, le narra de qué va todo esto perfectamente y el sentido que tiene.