19/12/06

El progreso no tiene nada de revolucionario


La libertad de expresión viene recogida en el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. En ella se contrapone el concepto de censura como elemento arcaico de una sociedad que se espera superar.

La libertad es el fin de la sociedad, ya que todo empezó anulando ese derecho en Mesopotamia, paradigma del origen del mundo tal y como lo conocemos; la urbe. Allí comienza la propiedad privada como algo por lo que la "ley" vela; los esclavos, las mujeres, el poder... (Recomiendo "Del hacha al chip" de James Burke y Robert Ornstein para tener claro el materialismo histórico a través de los logros de la técnica)

Es la Ilustración burguesa de Francia la que quiso "tener razón", vencer la basura que venía de antes y alentó a las clases trabajadoras con los conceptos: libertad, fraternidad e igualdad. Pero es el pensamiento posmoderno el que limpia de mentiras dos siglos de falsas promesas y conceptos que la sociedad más que desear, persigue; pues como se recoge en la wikipedia,
"el mismo artículo de la DUDH restringe el derecho a las establecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de los demás.
En la práctica es un pretexto para que los estados vulneren, en mayor o menor medida, esta libertad". Ya que se considera, una vez más, los derechos y libertades de terceros únicamente como "propiedad privada".
Para los reticentes a cuestionar la propiedad privada en términos de ilegalidad, un ejemplo sencillo:
La burguesía de entonces persigió otro tipo de libertad, la libertad "de comercio"; por la que la verdad de una idea se demuestra en su competitividad frente a las demás.
Es decir, controla los medios de producción y tendrás la verdad, la historia, y el futuro; aunque lo que fabriques sea la falsedad.
Y para dar un final cíclico persigamos esa falsedad, denunciémosla...censurémosla sería lo lógico y deseable. Es decir, restrinjamos la libertad de expresión.

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